Acudid al macrobotellón en masa,
que tiene premio y es maravilla,
abandonad la casa,
levantaos de la silla,
preparaos para ver lo que pasa
cuando se mezclan cubalibres y pastillas.
Llevad reservas de alcohol,
para aliviar heridas,
heridas de un corazón
que un día enfermó de amor
y sanó con maría,
limón, tequila y cerveza fría.
Cultivad la mente,
poderosa y caliente
y castigad el cuerpo,
senil y decadente,
y al son de estas estrofas
levantad las copas,
repartid las drogas,
y desencajad las bocas.
Así estaba escrito:
que acudiera mi amigo Juanito,
el Pajarito
y el espíritu del Pito
para libar esa noche
sin mesura y con derroche,
con la música en los coches
y los petas circulando,
mientras seguimos tragando
y la fiesta rematando.
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