28 de marzo de 2006

LOS ILUMINADOS

La veleta se alegra, pues un cambio se atisba: la época de los iluminados llega a su fin.

Iluminados de olor rancio y apoltronado que hablan de España con el pecho inflado y censuran al resto.
O los otros de ascendencia casi divina, que consideran al estado español el padre de los opresores y que tienen como único fin la excisión.

Iluminados e imbéciles ambos, más preocupados de banderas, pedestales, fronteras y RHs sanguíneos que de la olla del mediodía.
Porque anteponer una patria, llámese España, Euskadi o Cataluña, a los propios españoles, vascos o catalanes es fascismo, nacionalismo, garrulismo o como se le quiera llamar.

Craso error, señor Aznar, no acuse a los nacionalistas de ser nacionalistas, porque usted es como ellos.

Calamidad, señor Arzallus, no acuse a los fascistas de serlo, pues es usted el mayor facha que habita las vascongadas.

Fatalidad, señor Bush, no ataque a los fundamentalistas por ser tan reaccionarios e ignorantes como usted.

La gente de la calle no es así. Estaremos mejor sin tantos iluminados.

La veleta brilla con luz propia, los iluminados están de más.

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