27 de julio de 2008

BATIBURRILLO DE BANDAS

"Bono es un jodido gilipollas". Con esta incendiaria frase, el mítico batería de Nirvana y actual líder de los Foo Fighters, Dave Grohl, ponía a caldo a Bono, líder de la banda U2. No confundir con Pepe Bono, presidente del Congreso de los Diputados, aunque perfectamente podía haber ido dirigida a él teniendo en cuenta cualquiera de las lindezas con que nos suele deleitar, como por ejemplo: "Mi padre fue falangista y yo no soy mejor que mi padre".

Siguiendo con el estúpido líder de U2 (pronúnciese tal cual y no como dicen los pijos: "yutú"), la causa de las críticas de Grohl era el halo de megaestrella que suele rodear al cantante irlandés en todas y cada una de sus apariciones.
Pues bien, ahora lo critico yo por ésto, que ya de por sí es bastante deleznable, y por su infinita hipocresía.
Todos tendréis en la mente al Bono solidario que organiza conciertos multitudinarios para recoger dineros destinados a no sé qué causas benéficas. Me parece perfecto, chapeau.
Lo que quizás no sepa mucha gente es su inmensa capacidad de estafar al fisco con artimañas legales, de tal forma que el angelito se evita pagar una cantidad proporcional a sus ganancias o patrimonio (que no son escasos, por cierto); aquello a lo que nosotros llamamos impuestos directos o declaración de la renta.
No sabrá este hombre que con el piquito que le saque la hacienda emeralda, hay muchos millones de euros que pueden ir destinados a África, a los indigentes irlandeses o, simplemetente, a hacer carreteras o líneas de ferrocarril; y sin espectáculo mediático de por medio.

Y es que, una vez más y aunque no sea el propósito de este escrito (el propósito de este escrito es salpicar de mierda a la mayor cantidad de gente posible), tengo que romper una lanza en favor de la redistribución de la riqueza, esa bendición que ha permitido en este país que gente humilde y trabajadora pueda llegar a lo más alto en igualdad de condiciones con los más pudientes y que pueblos y ciudades sumidos en la decadencia absoluta ahora sean centros de referencia regional, nacional y mundial.

Pues bien, la hipocresía absoluta que muestra tan impúdicamente el tal Bono éste, también es aplicable a otros personajes de la vida pública y, sí, muchos de ellos compatriotas nuestros.

El primero que me viene a la cabeza es Fernando Alonso y todo el elenco de granujas que rodean la fórmula 1.
Porque si somos estrictos, el país con más campeones en este deporte no es Brasil ni Alemania ni Italia, no, qué va, el que más campeones ha dado es Suiza, que es el país en el que vive toda esta gentuza para ahorrarse la clavada (por otro lado totalmente justificada) que les pegaría hacienda en sus países de origen.
Una larga lista de deportistas con ese dudoso sentimiento patrio: Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo, Carlos Moyá...
A éste último lo odio aún más por haber estado saliendo con la Patricia Conde, por la cual competimos actualmente mi querido amigo Rafa (alias gerente) y yo.
Nada que ver con el gran Rafa Nadal, que aparte de que pronto será el mejor jugador de tenis de todos los tiempos, también paga sus impuestos religiosamente en nuestro país.

Es vergonzoso que tantos y tantos patriotas de pastel se rasguen las vestiduras cuando se pone en entredicho la idea de España o se matice lo de "una España grande y libre", cuando luego se dedican a la ingeniería financiera para ahorrarse una minucia para ellos y un precioso pellizco para nosotros.

Como ocurre con el hombre blanco que se volvió negro. No, no me he equivocado ni me quería referir a Michael Jackson, que sería lo contrario: el hombre negro que se volvió blanco. Me estoy refiriendo a Julio Iglesias, este ignorante fascista que se permite el lujo de aconsejarnos sobre la bondad del sol y la energía solar y de lo mal que se está aprovechando en nuestro país (que yo no digo que no tenga razón), pero qué sabrá él si se aprovecha más o menos o cómo se están haciendo las cosas, si vive en Miami y no tiene ni puta idea de termodinámica o ingeniería.
Pues ni corto ni perezoso, este vividor del cuento afirma que se siente infeliz por el escaso reconocimiento que tiene en España, donde nadie sabe lo que pasa con él, siendo, como dice él que es, el artista latino más importante.
Normal que nadie lo sepa ni le interese lo más mínimo, siendo un esquirol como es que se ha ido al culo del mundo, donde viven todas las estrellitas en el ocaso.
Y otra cosa, muy apropiado lo del "artista latino más importante"; también veo que la humildad no va con este personaje ni con su estirpe y sí la falta de luces, porque no conozco a nadie que valore a este tipejo más que como un artistilla segundón, un don nadie que sólo se dedica a procrear para traer niños pijos y tontos al mundo.

Y hablando de Miami, donde tiene su mansión y sus yates el caradura de Alejandro Sanz, mientras se dedica a engordar como un cerdo seboso y a contar los billetes, fruto de los pingües beneficios que obtiene la SGAE con todo lo grabable y todo lo gravable (ojito al edificio que tienen en el centro de Madrid).
Luego va con el puño levantado reivindicando un socialismo que no es tal, el socialismo de los ricos que no dan un palo al agua y chupan la sangre de la clase trabajadora.

Finalmente, no quisiera despedirme sin hacer una breve mención al Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes.
Este hombre seguramente sea un español ejemplar, de los que pagan sus impuestos y quieren a su familia.
Además, con toda probabilidad, quizás también sea un hombre honrado y trabajador y no dudo que pueda incluso llegar a ser un buen gestor.
Pero una cosa es éso y otra la pinta de pijo relamido que tiene, que me ha convencido del todo para incluirlo en esta sección con letras de oro.
Así que, por una vez en este relato, me quedo sin argumentos, pero puedo afirmar y afirmo que "no soporto a Juan José Güemes". Y a la vez le tengo aprecio porque no veas el juego que da.

Que os den.

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